He descubierto decenas de definiciones para explicar en qué consiste esta metodología, casi tantas como coaches, algunas muy academicistas según ASESCO, ICF, AECOP… y otras más transgresoras que buscan ir adaptando la definición al entorno en el que nos movemos. Soy partidario de ambas, respetando los preceptos éticos comunes a todas, pero para mí lo más importante no es la definición en sí, sino el beneficio que para el cliente supone, me quedo con eso. En relación a esto he descubierto que el resultado del coaching depende fundamentalmente del cliente, en cuanto a nivel de compromiso con el proceso, contando siempre con la habilidad y capacidad del coach, a la hora de construir el nivel de confianza y empatizar con el cliente, formular las preguntas adecuadas para que descubra sus creencias, las que le alejan de sus metas y las que le pueden acercar a ellas, tomar conciencia de los valores que guían su vida, de cómo se relaciona con su entorno. Son varias de las fuentes de las que bebe el coaching, pero sin duda el mayor referente es Sócrates y su mayéutica como método para “alumbrar” la verdad. Sócrates según data nació por el 470 a.c.. Aún en aquella época sin duda se hablaría de la batalla de Maratón, que se había producido apenas unos años antes, esa famosa batalla que da nombre a la prueba olímpica. ¿Por qué enlazo ambas hechos?, para mí es más que una simple curiosidad, y existe un gran paralelismo que quiero utilizar para explicar que beneficios tiene para quien quiera disfrutar y experimentar ambas disciplinas. El coaching es una oportunidad de auto descubrimiento, de conocernos más profundamente y forma diferente, como mirando con nuevos ojos, nos da una nueva conciencia a nuestra realidad, facilita la definición de nuestros objetivos y de los recursos con los que contamos o los que necesitamos para alcanzarlos, y sobre todo nos reta y motiva para obtener la mejor versión de nosotros mismos, desarrollar al máximo nuestro talento, y llegar tan lejos como queramos y nos sea posible. Con el running ocurre lo mismo, nos fijamos una meta de acuerdo a nuestras posibilidades, pero no es hasta que no empezamos a correr hasta que no tomamos conciencia de cuál es nuestro estado físico y mental para enfrentarnos al reto que nos hayamos marcado, y es ese el momento del auto descubrimiento, cuando observamos nuestro nivel de compromiso, cuando surgen las primeras agujetas, las primeras ampollas, cuando nos enfrentamos a los acontecimientos externos, pero sobre todo a los internos. En ambos casos se requiere de compromiso para salir de nuestra zona de confort, para sobreponerse a lo que denominamos dificultades y que no son otra cosa que acontecimientos que se dan en nuestro entorno y a los que nos tenemos que enfrentar si queremos superar nuestros miedos. Coaching es todo esto, y puede ser mucho más si estás dispuesto a vivir en continua expansión y ampliación de tu zona de confort, o también si lo que quieres lograr es superar una situación concreta que resuena en tu conciencia y quieres dejar atrás. No es muchas cosas, no es magia porque la magia está en ti, no sirve para todo, ni en todas las situaciones, requiere de voluntariedad por tu parte, de tiempo para darte la oportunidad de equivocarte y aprender de esas equivocaciones, y sobre todo de ilusión y valentía para descubrir el mismo paisaje de siempre para con una nueva forma de ver las cosas y siempre disfrutando del camino. ¿Quieres saber más?, estaré encantado de diseñar contigo el plan de entrenamiento que se adapte a la carrera de tu vida.